-La Navidad de 1994- (One shot)
Gritos, Fans, Concierto, Histeria, Monsoon, Dogs Unleashed, Automatic, Canciones, Bill, Georg, Gustav, Guitarra, Mi guitarra, Noche, Gritos, Más Gritos, Navidad… ¡Espera! ¿Navidad?
-Si, navidad… Hoy es 24 de diciembre. En unas horas será navidad. No me digas que no lo recordabas…
-Bueno… Navidad no es una fecha importante en mi calendario. Navidad es… un día más para mí.
-¿Pero que dices? Compartes con tu familia, con Bill ¿no?
-Si pero… ¡Buagh! Un momento, ¿Quién eres tú?
-Tu mismo Tom, tu mente ¿es que no me reconoces? Recuérdalo, NAVIDAD DE 1994…
-Tom… Hey Tom… ¡Tom!
-¡Aaah! ¡Qué, Maldita Sea!
-El concierto acabó hace cinco minutos y tú aún estás aquí parado ¡por favor!
-Bill, ¿Que pasó en la navidad de 1994?
-Tom, no tengo puta idea… ¿Quieres venir?
Si, es raro. Tengo un concierto un día en el que todo el mundo está en familia. Esta época para mí siempre ha sido normal, claro que comparto con mis seres queridos pero nada del otro mundo. Es normal que todos lo hagan ¿no?
Acabo de salir del lugar donde se llevó a cabo dicho acto y estoy a una hora de mi casa, 30 minutos si nos fuéramos en nuestro helicóptero privado pero nada de eso pasará así que buscaré algo para comer y pronto llegaré a casa ¡Al fin!
Mamá ya debe tener las cosas listas en la mesa, nuestra familia completa debe estar en casa y uno que otro paparazzi esperando afuera para sacar una exclusiva de nuestra llegada.
Al llegar, Bill y yo saludamos a toda la familia y subimos a nuestro cuarto. Georg y Gustav se irían cada uno a su respectivo hogar y luego vendrían a hacer la visita y a desear la feliz navidad.
-A ver, ¿Que te parece este?
-Es lindo
-Enserio Tom, ¿Este o este? –dijo Bill tratando de hacerme ver cual de los dos se pondría pero mi opinión no le servía de mucho ya que para todo lo que me enseñaba, mi respuesta era la misma “Es lindo” y nada más que eso podía articular.
-Los dos me gustan pero no se, Bill. Eres tú el que lo lucirá, no yo.
-Muy bien, entonces después de que me cuentes que es lo que te sucede, yo me decidiré.
-Escúchame, Bill. Solo necesito saber qué sucedió la navidad de 1994…
-Bueno, teníamos cinco años ¿verdad?
-Creo que si…
Nos quedamos un rato pensando pero cada conclusión que sacaba Bill, al final era absurda.
-Es inútil, mejor ¿Qué te parece si le preguntas a mamá?
-Claro, eso haré... – Traté de componerme al pensar en la posibilidad de que todo aquello tuviera que ver con algo de mi pasado, algo oscuro y que nadie debía saber nunca. Aunque a veces era difícil conseguir averiguar todo lo que escondía la familia Kaulitz, mis padres, eran algo así como la nueva etapa de la familia por decirlo de una forma. Ellos trataban de alejar todo lo que de pasado tratara.
Al terminar de arreglarnos, Bill y yo bajamos a donde estaba la poca parte de la familia que había llegado ya. Algunos tíos, primos, y hasta gente que en nuestra vida habíamos visto, estaba allí. La verdad es que los veíamos muy poco por todo el rollo de la fama y esas cosas; estábamos siempre fuera de casa y eso hacía que estos momentos fueran algo así como “Especiales”
¿Qué decir de mis padres?
Bueno, eran normales. Como cualquier otra pareja a veces tenían sus problemas pero nada fuera de lo normal, tampoco era que querrían matarse o algo por el estilo. ¿Supongo que todas las parejas son iguales, no?
Aunque… después de todos sus defectos, Bill y yo los queríamos como eran y por lo que eran. Tomando en cuenta que ellos nos trajeron al mundo juntos…
A ver… ¿Bill?
Puedo decir que amo a mi hermano con mi alma. Podría dar la vida por él si fuera necesario. Es mi gemelo y lo adoro con todo y sus berrinches de niño malcriado.
De una u otra forma, ya saben quien es más o menos mi familia. Los Kaulitz. Si, el famoso apellido.
-¡Tom, cariño! – Escuché a mi madre llamarme desde el otro lado de la sala- ¿Podrías venir un momento?
-Ah ¡mamá! - Ella sabe perfectamente que no me gusta saludar a todas las mujeres mayores de la familia. Es asqueroso como besan tus mejillas y te dicen cuando has crecido los últimos años, que guapo estas (aunque puedo decir que no es un cumplido para mí porque ya lo se) y ¡bah! Todas esas cosas… -Esta bien, ya voy…- Y me acerqué…
-Mira, Tom. Estas son las hermanas de tu abuela, por parte de padre. Supongo que ya no las recuerdas… Han pasado tantos años desde que las viste por ultima vez… -Sonreí de manera desganada e hice un gesto tratando de decir “hola” con la mano.-
-Navidad del 94, lo recuerdo perfectamente- Soltó una de las ancianas de un momento a otro con una sonrisa que en ese momento me pareció de lo más macabra. No logro describir cual fue mi expresión pero puedo decir que no fue muy buena que digamos…
-¿Disculpe? –Solo logré articular esa simple palabra.
-Eh… creo que mejor vamos con los demás ¿si?–Estaba tan embobado asimilando lo que había dicho la anciana, que escuchaba lo que mi madre decía a las señoras en un solitario y lejano eco.
-Pero si apenas nos encontramos ¿verdad, Tom? – dijo esa rara mujer tratando de evadir lo que mi madre había dicho-
-Lo… Lo siento… yo… tengo que irme…
-Muy bien, ¿dices que esa mujer mencionó la navidad de 1994?- dijo Bill mientras tomaba una copa de vino entre sus manos y se asomaba curiosamente al balcón
-Bill, te lo he dicho trescientas cincuenta y siente veces desde que llegué aquí, ¿sabes?
-Esta bien, pero, ¿notaste algo extraño en mamá? No se, ¿una mirada, algo en sus ojos?
-Ahora que lo mencionas… Mamá miró a esa mujer un poco… raro… y trató de evadir el tema-
-Ahora, ¿quieres preguntarle a mamá, que esta sucediendo? – Preguntó mi hermano mientras me miraba esperando una respuesta que yo no estaba muy seguro de dar.
-¿Ahora?
-¡Ahora! - Exclamó y sin decir más, me tomó de la mano y me condujo a la sala principal.
Allí se encontraba nuestra madre, aún sonriente con todos sus invitados y recibiendo a más. Dudé un segundo en acercarme a preguntar pero la duda me carcomía y necesitaba saber cuanto antes que demonios había pasado esa dichosa noche.
-Eh… mamá. Necesito hablar contigo
-¿Ahora, Tom? ¿No podría ser más tarde?
-Lo siento, pero para mí sería mejor sacarme de dudas ahora ¿si? –Y le sonreí, para que se sintiera segura. Bueno en realidad fue para convencerla más rápido, en fin…
-Bueno –Caminó hacia la cocina y la seguí- ¿De qué quieres hablar?- Aquí vamos, ¿Cómo decirlo?...
-Mamá, ¿que paso, exactamente, la navidad de 1994? – ¡Lo noté! Su cara se tornó más pálida de lo natural y por poco se desmaya. –Sin ocultar nada, por favor – Tuve el valor de decir aún.
-Pensé que lo habías olvidado, Tom… A pasado tanto tiempo, tantos años… No quiero hablarlo ahora. ¿Me esperarías a mañana? Te lo prometo.
-Está bien… Como quieras…
Las horas me parecieron más largas de lo normal. Todos reían, conversaban, etcétera pero yo no podía estar como ellos, no, con todo lo que pasaba por mi cabeza. Esa sonrisa malévola que había visto en aquella anciana me parecía aterrante. ¿Y si le preguntaba mejor a ella? ¡No! ¡Descartado! sería una locura…
Quince minutos para las 00:00. Medianoche y yo aún seguía aterrado.
-¡Cinco!, ¡cuatro!, ¡tres!, ¡dos!, ¡uno…! ¡FELÍZ NAVIDAD! –Todos gritaron y luego… silencio… silencio sepulcral… solo… silencio. Un apagón y oscuro, oscuridad total.
-Buscaré una vela- Oí decir a mamá mientras su sombra se dirigía a la cocina.
-Tom…
-¿Qué, Bill?
-¿Hablaste con mamá?
-Si, pero dice que mañana hablamos…
-Bueno…
-Muy bien, aquí está. –Dijo mamá regresando con una vela encendida.
Fueron minutos agobiantes para mí pero finalmente regresó la luz y todos volvieron a lo suyo, no sin antes darse un abrazo por la llegada de la navidad.
-Hijo, ¿has visto a Marylin?- Se me acercó una de las ancianas a preguntar.
-¿Disculpe?
-Marylin, nuestra hermana. Alta, cabello blanco, llevaba un vestido azul oscuro… ¿La has visto?
Definitivamente era ella. La anciana que poco antes había mencionado esas aterrantes palabras. La que me tenía tan intrigado. Pero, ¿había desaparecido?
-Eh, ¿la buscó bien?
-Si, a todos he preguntado pero nadie sabe donde está
-No, lo siento. Yo no la he visto…
Salí de ahí sin decir más. Quizá eso pudo parecer un poco maleducado pero no lo pensé más de dos veces.
Poco a poco todos lo invitados se fueron hasta que ya nada más quedamos Bill, mamá, papá y yo. La casa se tornó tan vacía como antes y todos nos fuimos a dormir. Que más da…
A la mañana siguiente me levante más temprano de lo usual. Mamá ya estaba en la cocina preparando el desayuno y sin decir nada entré y me senté en el desayunador aún adormilado.
-Buenos días hijo, amanecí muy bien ¿y tú?
-Lo siento, estoy atontado aún…
-Tom –Me miró como cuando era niño y había hecho una travesura y por más que me dijeran que contara la verdad, yo no accedía.
-Si, me levante tan temprano por que quiero y necesito hablar contigo…
-Muy bien. No quería llegar a hablar de esto algún día y menos contigo pero… ¿Qué quieres saber?- dijo sentándose a mi lado.
-La verdad. Simplemente la verdad ¿Qué paso ese día?
-Bueno…
Recién nos habíamos mudado a Leipzig. Vivíamos a las afueras de Hamburgo con mi madre.
Habíamos planeado pasar nuestra primera navidad en casa propia y compramos esta. Tu padre era un soldado de la armada Alemana que estaba luchando contra el movimiento de Nazis y no pasaba mucho tiempo conmigo, hasta que nacieron ustedes, mis hermosos bebés. Eran tan chiquitos y tiernos que yo misma le pedí a tu padre que dejara la armada y se quedara con nosotros. No quería perderlo y mucho menos en ese momento que mis hijos habían nacido.
En una de las guerras, cuando los Nazis trajeron a muchos judíos, hubo una mujer. Su nombre era Marylin Bushtlock. Era de padre alemán pero de madre judía, un error para todo alemán en ese tiempo.
Tu padre la encontró cuando estaba a punto de irse de la armada y se la trajo con él. Había pasado veinte años encerrada. Para ese tiempo tendría más o menos treinta y ocho años. Meses después nosotros la enviamos a Munich, donde vivían las hijas de mi padre. Ninguna se había casado así que se les hizo fácil cuidar de ella ya que no conocía este país y mucho menos el idioma.
Pasaron cinco años. Ella ya estaba acostumbrada. Hablaba el idioma, conocía los lugares y un día, la navidad de 1994, nos hizo la visita.
Marylin había cambiado mucho. Se le notaba más segura que antes y eso nos alegró a todos pero hubo una de mis hermanas que aseguraba, Marylin estaba involucrándose con magia negra. Nadie le creyó pero poco después la encontraron muerta. Aparentemente fue producto de un infarto aunque nunca encontraron un daño realmente grande en su corazón.
El día que Marylin y las demás vinieron a casa, tú en especial no querías salir. Decías que ella era mala pero era extraño por que solo la habías visto cuando eras un bebito que ni siquiera caminaba.
Faltaban poco menos de dos horas para las 00:00 de la media noche cuando subí a la habitación para que Bill y tú salieran pero cuando llegué, encontré a Bill en una esquina llorando, con la camisa rota y decía que una bruja se había llevado a su hermano.
Te buscamos por todos lados pero nadie se había percatado de que Marylin tampoco estaba. Estábamos aún angustiados, yo no paraba de llorar cuando uno de mis primos llegó diciendo que una señora del vecindario te había visto en brazos de una mujer e iban hacia el río.
Todos corrimos en esa dirección y cuando llegamos Marylin te tenía como adormecido. Estabas flotando en el aire, a tu alrededor habían muchas plumas negras de aves y velas. Ella tenía un cuchillo en la mano, ¡pensaba matarte! Pero tu padre se abalanzó sobre ella y le hizo un pequeño corte en la muñeca. De su brazo brotó una sangre oscura, nunca antes había visto algo así.
Luego te tomamos en brazos y te llevamos hasta la casa…
Después de unos días hicieron hablar a Marylin. Ella confesó que estaba practicando magina negra y nos dijo que tu eras su “animalito”, un sacrificio que tenía que ofrecer a sus dioses.
A las afueras de Leipzig, había un señor. Era algo así como un santero que curaba a personas y esas cosas. A tu hermano y a ti te llevamos para que los alejara de todo el mal que pudieran hacerles y para que de una u otra forma, olvidaran todo lo que había pasado esa horrible noche.
Luego de que pasaron los años, Marylin salió de un sanatorio religioso en la que la habían internado y nos pidió perdón a tu padre y a mí. La perdonamos por que todos nos equivocamos y eran demonios que la tenían poseída y fuera de sí.
-Ahora ella regresó pero sin hacerle mal a nadie y tú me estas preguntando esto…- Dijo mamá con unas pocas lagrimas a punto de salir
-No sé que decirte mamá…
-¿Quién te lo dijo?
-Es una larga historia…
-Vamos, yo te conté la mía y no es muy corta que digamos
Le conté a mamá esa voz que había escuchado cuando terminó el concierto y todo lo que pasó después. Ella me abrazó. Le sonreí y subí a mi habitación, necesitaba asimilar mejor las cosas para luego hablar con ella.
Justo cuando puse el primer pie en la escalera, sonó el teléfono de la casa pero hice caso omiso y seguí mi camino.
-¿Hola?
-¿Simone?- Escuché que mencionaron mi nombre en el teléfono…
-Si, soy yo… ¿Quién habla?
-Lukas - ¡Vaya! El esposo de mi hermana mayor.
-¡Que sorpresa, Lukas! ¿Cuál es el motivo de tu llamada?- Pregunté intrigada. Él nunca llamaba, solo a veces para el cumpleaños de alguno de nosotros pero muy poco. Era raro que llamara ahora.
-Simone… -Suspiró.
-¿Qué sucede?...
-Encontraron a un niño de tu vecindario muerto en el río…
-No me digas que… - No me atrevía a preguntar- ¿Marylin?
-Sí, lo ha vuelto a hacer…
FIN
Bien, este one shot tenía otro final pero era mega cursi así que pense en dejarlo en suspenso. Espero que les haya gustado y porfa comenten para que me puedan dar imaginacion en mi cabesita xD las quiero♥
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